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"Genocidio", exposición, 13 diciembre 2025-13 enero 2026

"Genocidio", exposición, 13 diciembre 2025-13 enero 2026

La Convención de la ONU (1948) define genocidio como todo acto
destinado a destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico,
racial o religioso.

Diversos expertos y organismos internacionales
sostienen que las acciones del gobierno israelí en Gaza encajan en
esta definición, señalando la magnitud de los bombardeos, el bloqueo
de bienes esenciales, la destrucción de infraestructuras civiles, los
desplazamientos forzados y el lenguaje deshumanizador de altos
cargos.

Organizaciones como B’Tselem1, ONG israelí de derechos
humanos, denuncian estas políticas como parte de un sistema de
apartheid y opresión contra la población palestina.


Desde el 7 de octubre de 2023 hasta mediados de 2025, han muerto
más de 60.000 palestinos 2 , el 70% civiles, incluidos más de 17.000 niños 3 .
Más de 140.000 personas han resultado heridas, mientras hospitales,
escuelas y campos de refugiados han sido bombardeados.


El conflicto entre Israel y Palestina tiene raíces previas a 1948, aunque
ese año marcó el punto de inflexión. Surge ligado al sionismo,
movimiento político europeo de finales del siglo XIX que buscaba
crear un Estado judío en Palestina como respuesta al antisemitismo.
Con el apoyo británico, la Declaración Balfour (1917), su mandato
posterior y sucesivas migraciones, crecieron las tensiones.

En 1948, tras la proclamación de Israel y la guerra inmediata, ocurrió la Nakba:
la expulsión o huida de más de 700.000 palestinos. Desde entonces,
la región vive bajo ocupación, asentamientos, bloqueos y políticas de
segregación.


Es crucial diferenciar entre religión judía, identidad judía y nacionalismo
sionista como ideología política. Criticar las políticas del Estado de Israel
no es antisemitismo.

Esto lo denuncian numerosos judíos, activistas e
intelectuales dentro y fuera de Israel.

En Europa y Estados Unidos se ha vuelto común acusar de antisemitismo
a quienes denuncian la ocupación, el apartheid o la masacre en Gaza.
Netanyahu incluso llegó a equiparar “Palestina Libre” con el saludo nazi
“Heil Hitler”4.

Esta estrategia construye a Israel como víctima perpetua,
blindándolo frente a la crítica, sobre todo en Europa, especialmente
en Alemania, donde la culpa histórica del Holocausto facilita evitar
debates reales.

Así, leyes y normativas se usan para censurar activismo,
arte y protestas pro-palestina. El antisemitismo es un problema real,
pero emplearlo para justificar una colonización y masacres pervierte
la memoria y el lenguaje.


Hasbará significa literalmente “explicación”. En la práctica, describe
la estrategia oficial de Israel para justificar sus acciones ante la
opinión pública internacional. Es una forma de propaganda estatal
cuyo objetivo es limpiar la imagen de Israel, desacreditar críticas
y promover narrativas favorables en medios, universidades, redes
sociales y eventos.

Desde la ofensiva en Gaza iniciada en 2023, la
Hasbará ha comenzado a decaer. Las cifras, internet y las imágenes
rompen el monopolio narrativo. Incluso judíos e israelíes denuncian la
propaganda.


La solidaridad con Palestina ha sido objeto de vigilancia, criminalización
y censura en numerosos países. Según medios de comunicación, el
Ministerio de Asuntos de la Diáspora de Israel monitorea las protestas
internacionales, elaborando informes sobre convocatorias solidarias,
organizadores y su actividad en redes sociales 5 


En España, las acampadas universitarias en apoyo a Palestina fueron
criminalizadas por organizaciones como Movimiento contra la
Intolerancia, que llegaron a equipararlas con antisemitismo o apoyo
a Hamás.

Frases como “Palestina libre” o “No al genocidio en Gaza”han sido denunciadas como discurso de odio 6 en una estrategia que busca deslegitimar la crítica a Israel confundiendo antisionismo con antisemitismo.


En el medio digital Nortes7 , se informó que Aída Oceransky, presidenta
de la Comunidad Judía de Asturias, difundió en redes un vídeo
negando la existencia de hambruna en Gaza, lo que desató polémica,
críticas y reacciones políticas.

Paralelamente, el Movimiento contra la
Intolerancia presentó una denuncia ante la Fiscalía por delitos de odio,
alegando que la cobertura mediática y la reacción pública generaron
una campaña de acoso que consideran antisemita, afectando a
Oceransky y a la comunidad judía asturiana.


Diversas asociaciones sionistas han denunciado a músicos, artistas
y festivales por supuestos delitos de odio. Ejemplos son el festival
Rototom o la exposición Rabia Mierda en el CSO La Rosa, retirada tras
denuncias y presión policial. Tres obras fueron señaladas y un artista
tuvo que declarar ante el juez.

No se trata de censura directa, sino de
amedrentamiento, desgaste económico y silenciamiento mediante el
miedo.


En este escenario de censura, criminalización y vigilancia, nace la
exposición GENOCIDIO. No solo como denuncia de la masacre en Gaza,
sino como respuesta artística a los intentos de silenciar la solidaridad
con Palestina.

La muestra propone interpelar, visibilizar y resistir frente
a lo que gobiernos, instituciones y medios intentan deslegitimar.

1.
https://www.btselem.org/
2. Europa Press Internacional. [en línea], 2025 <
https://www.europapress.es/internacional/
noticia-aumenta-mas-60100-cifra-muertos-gaza-mas-100-nuevos-muertes-ultimas-24-
horas-20250730165250.html > [consulta: 20-08-2025]
3. Naciones Unidas. [en línea], 2025 <
https://news.un.org/es/story/2025/08/1540326 >
[consulta: 20-08-2025]

4. Canal Sur Media. “atentado en Washington”, 2025 [en línea], <
https://www.canalsur.es/
noticias/netanyahu-asegura-que-el-palestina-libre-es-el-actual-heil-hitler/2167818.html >
[consulta: 20-08-2025]
5. Danilo, Albin. “El Gobierno de Israel rastrea las protestas en España contra el genocidio
y señala a sus organizadores” [en línea] Diario Público, 2025 <
https://www.publico.es/
politica/gobierno-israel-rastrea-protestas-espana-genocidio-senala-organizadores.
html?utm_source=chatgpt.com > [consulta: 20-08-2025]

6. Domínguez, Dani. “Así funciona la campaña de criminalización de las acampadas
universitarias en apoyo a Palestina” [en línea] La marea, 2024 <
https://www.lamarea.
com/2024/05/09/asi-funciona-la-campana-de-criminalizacion-de-las-acampadas-
universitarias-en-apoyo-a-palestina/ >[consulta: 20-08-2025]
7. Alonso Díaz, Diego. “La presidenta de la Comunidad Judía de Asturias niega en sus
redes sociales la hambruna de Gaza” [en línea] Nortes, 2025 <
https://www.nortes.
me/2025/07/29/la-presidenta-de-la-comunidad-judia-de-asturias-niega-en-sus-redes-
sociales-la-hambruna-de-gaza/> [consulta: 20-08-2025]

 

MÁS

El sábado 13 de diciembre se inaugura en Madrid la exposición colectiva GENOCIDIO en la que 40 artistas presentan obras que denuncian la masacre cometida en Gaza por el Estado de Israel.

La muestra, que se podrá visitar en la sede de la Fundación Anselmo Lorenzo hasta el 13 de enero, pretende ofrecer una respuesta artística a los intentos de silenciar la solidaridad con Palestina. Tres de los artistas presentes en la exposición han sufrido en sus carnes uno de esos intentos. 

En noviembre del año pasado, la organización política llamada Acción y Comunicación sobre Oriente Medio (ACOM) y el Movimiento contra la Intolerancia denunciaron por un supuesto delito de odio a los artistas Sebas Cabero, Nuria Güell y Byron Maher, diseñador de El Salto, por tres obras que se pudieron ver brevemente en la fachada del Centro Social Okupado La Rosa, en Madrid. Las piezas formaban parte de una exposición colectiva de arte contemporáneo titulada Rabia mierda, compuesta por obras que transmitían “mensajes provocativos y desafiantes, destinados a cuestionar el statu quo y fomentar el cambio social”, según se leía en su catálogo.

El 7 de noviembre, durante el montaje de la muestra, la obra de Güell fue fotografiada y publicada por un usuario en la red social X, sin aportar contexto ni explicación. La publicación recibió una reacción inmediata por parte de ACOM, que la calificó como “antisemita”.

El 8 de noviembre, unas horas antes de la inauguración, Cabero acudió a La Rosa y desplegó las imágenes para poder fotografiarlas e incluirlas en el catálogo digital de la muestra, que estuvo visible durante toda la exposición para ser descargado a través de un código QR. Un equipo de Telemadrid grabó las obras y emitió un reportaje en el que se afirmaba que unos okupas exhibían en La Rosa una fotografía de Goebbels, una bala con el nombre de Netanyahu y una soga realizada con la bandera israelí. En el reportaje se afirmaba que la exposición estaba causando malestar y preocupación en la comunidad judía madrileña y Esteban Ibarra, presidente del Movimiento Contra la Intolerancia, adelantaba que sería denunciada por delito de odio.

Esa misma mañana, Cabero fue fotografiado por un agente de la Brigada de Información Provincial del Cuerpo Nacional de Policía mientras desplegaba las obras en la fachada del edificio. Ante el revuelo ocasionado, todos los artistas participantes en la exposición decidieron retirarla para no perjudicar al espacio.

La amenaza de denuncia anunciada por Ibarra se confirmó poco después y fue admitida a trámite. En las diligencias policiales, las tres obras aparecen señaladas como objeto de investigación por un supuesto delito de odio. En junio de 2025, la Policía Nacional se presentó en el domicilio de Cabero y le entregó una citación judicial para comparecer en esa fecha como investigado ante el Juzgado de Instrucción número 52 de Madrid. La abogada del artista solicitó el archivo de la causa, que aún no se ha producido. 

Según Raúl Maíllo, abogado de otro de los artistas denunciados, todo hace pensar que este proceso terminará con el archivo porque “evidentemente” no hay delito de odio, ya que “no hay ninguna actuación contra ningún colectivo concreto”. Lo que sí muestran las obras, apunta el letrado, es una crítica a una actuación del Estado de Israel, pero “eso no responde a ninguno de los parámetros del delito de odio”.


‘Contra-Propaganda’, obra de Nuria Güell expuesta en la fachada del Centro Social Okupado La Rosa durante la exposición ‘Rabia mierda’ en noviembre de 2024

En un comunicado conjunto, los artistas aclaran que ninguna de las tres obras tiene como objetivo “promover, fomentar o incitar públicamente al odio, la hostilidad, la discriminación o la violencia contra ningún grupo o persona por razón de su origen, religión, etnia o ideología”. Antes bien, aseguran, se trata de críticas artísticas y visuales sobre la actualidad social y política en cuya creación emplearon “técnicas de impacto visual destinadas a captar la atención del público, como la ironía y la metáfora visual”. 

La pieza de Cabero, titulada ¿La solución?, pretende generar preguntas sobre la legitimidad de la violencia en la resolución de conflictos. La obra de Güell, Contra-Propaganda, difunde la imagen y las tácticas de propaganda política de Paul Joseph Goebbels, con las que monopolizó el aparato mediático estatal del Tercer Reich y controló la vida cultural e intelectual de Alemania.

El objetivo de la artista con ella es “visibilizar estas estrategias como primer paso para desactivar su eficacia en tiempos de posverdad, alertar sobre los paralelismos históricos, y posibilitar una reflexión crítica sobre la manipulación informativa realizada en función de los intereses de los diferentes poderes y sus lobbies en la actualidad”.

En cuanto a la creación de Maher, Estatados Israel, es un trabajo que forma parte de un proyecto más amplio que cuestiona la represión y violencia que ejercen los Estados sobre los cuerpos a través de la bandera como su símbolo más significativo. La pieza se materializa en un juego metafórico en el que la ‘horca’, hecha con el símbolo de la bandera, representa “la asfixia, el ahogo y la represión que ejercen los Estados con sus necropolíticas”.


Las tres obras se podrán ver en GENOCIDIO, cuyo catálogo afirma que la exposición propone “interpelar, visibilizar y resistir frente a lo que gobiernos, instituciones y medios intentan deslegitimar”. El texto de la muestra precisa que “criticar las políticas del Estado de Israel no es antisemitismo, esto lo denuncian numerosos judíos, activistas e intelectuales dentro y fuera de Israel” y lamenta que se usen leyes y normativas para “censurar activismo, arte y protestas propalestinas”.

Maíllo considera que el carácter de obra artística debería ampliar el ámbito de la libertad de expresión. “Las obras artísticas no pueden estar sometidas a censura previa ni a la supuesta sensibilidad de los receptores que pretenden censurarlas. No puede depender de que a ACOM o al Movimiento contra la Intolerancia les parezca que hieren su sensibilidad, hay que mirarlo en parámetros de un carácter objetivo de la voluntad ofensiva y de delito de odio, que es un plus reforzado contra un colectivo”, explica el abogado, quien añade que las tres obras denunciadas presentan “una crítica frente a la actuación genocida de un Estado, que los estándares internacionales y los organismos internacionales están reconociendo como tal”.

En su opinión, lo que ha sucedido forma parte de una estrategia “coordinada y organizada” por ACOM, que consiste en presentar denuncias contra cualquier persona o entidad que cuestione las actuaciones del Estado de Israel y que trate de una manera u otra de oponerse al genocidio. “Quienes han expresado una posición periodística, política o artística se han encontrado con denuncias que, en muchas ocasiones, no van a ningún sitio; en algunas se abre procedimiento, con independencia de que no terminen en nada. Pero ya te tienen ante un procedimiento judicial, sufriendo la preocupación por lo que vaya a pasar cuando lo único que has hecho es ejercer la libertad de expresión para oponerte a un genocidio”, describe Maíllo. 

Las consecuencias de este proceder por parte del grupo de presión son previsibles. Por un lado, la autocensura en artistas, periodistas o analistas que tratan la situación de Israel y Palestina. Y por otro, según señala el abogado, conseguir que se vaya generando “una sensibilidad jurídica en la que se confunda un delito de odio contra el judaísmo, o incluso contra el Estado de Israel, con aquello que es la legítima crítica política o artística y la reivindicación de los estándares internacionales desplegados por Naciones Unidos y sus organismos”.


¿Qué es ACOM?

ACOM es la principal herramienta de batalla cultural del sionismo en España, mediante la agitación y la propaganda. Los datos públicos sobre esta asociación son escasos, si bien el empresario David Hatchwell es nombrado como su cofundador y Ángel Mas, CEO de la aseguradora Amtrust, ejerce como presidente y firma artículos en medios como Libertad Digital y Voz Pópuli.

ACOM lleva a cabo una intensa actividad tanto en redes sociales como en su página web, con el objetivo de intervenir en la política exterior e interior del gobierno español. La asociación es particularmente conocida por sus acciones legales. El 7 de junio de 2024 anunció la ampliación de una querella por enaltecimiento del terrorismo y provocación al terror en la población contra la diputada y secretaria general de Podemos Ione Belarra. En abril de ese año ya había demandado al Ayuntamiento de Barcelona por interrumpir sus relaciones con Israel como consecuencia de la destrucción de Gaza tras el 7 de octubre de 2023. Otras instituciones como la Universidad de Barcelona y la Delegación de Gobierno de Madrid también han sido objeto de acciones o advertencias legales por parte de este lobby.

Uno de sus principales objetivos ha sido la persecución del Movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) y la transposición de los principios de este movimiento a las políticas públicas de distintos ayuntamientos que, en el pasado, se han convertido o han tratado de convertirse en Espacios Libres de Apartheid (ELAI). ACOM ha ganado más de 80 juicios de estas características, enfocados a neutralizar la acción política —que normalmente se traducía en declaraciones no vinculantes— de los ayuntamientos. 

ACOM ha mostrado abiertamente sus preferencias políticas, alineándose con Vox en mayor medida que con el Partido Popular y asumiendo parte de la retórica de la extrema derecha internacional. La equiparación de los conceptos de antisionismo —una forma de lucha contra el supremacismo racista del proyecto sionista que nació entre la propia comunidad judía— y antisemitismo es constante en sus críticas hacia la izquierda.

A este respecto, en el catálogo de la exposición GENOCIDIO se lee una frase muy clarificadora: “El antisemitismo es un problema real, pero emplearlo para justificar una colonización y masacres pervierte la memoria y el lenguaje”.