ESPAÑOL
Nos alegra, claro, que dejen de caer bombas en Gaza. Nos alegra muchísimo el cese de la matanza y de la destrucción.
PERO...
No nos alegra que siga habiendo aviones, drones, bombas, tanques, francotiradores, soldados y pilotos bajo las órdenes sionistas de un ente colonialista y terrorista sin que se exijan reparaciones ni se planeen juicios. Sin ni siquiera plantear un revisión de la verdad que busque el perdón y la reconciliación. Exigiendo, por el contrario el desarme de la Resistencia palestina, su rendición ante un ejército que no ha sido capaz de derrotarla en dos años de dominio de cielo, mar y tierra.
No nos alegra que se piense en la solución de los "dos estados", cuando uno se basa en la expoliación y expulsión de la población autóctona del único que debiera existir. Sin ni siquiera plantear la autodeterminación palestina.
No nos alegra que se promueva el "borrón y cuenta nueva", como si nada hubiera pasado, como si el legado de casi cien años de horror fuera inocente, como si la amplísima mayoría judía en Israel no deseara la expulsión de todos los palestinos de sus hogares y tierras. Sin ni siquiera plantear la "curación" de las causas del apartheid y del genocidio, el sionismo y el colonialismo, que bien se expresa con la aceptación de los hechos consumados en toda Palestina, incluyendo Cisjordania y Jerusalén (el muro, los checkpoints, la legislación discriminante, los abusos constantes, etc).
No nos alegra que se siga hablando de "Oriente Próximo" en lugar de "Asia Occidental". Tampoco nos alegra que se pretenda ignorar la justicia que emana de la Corte Internacional de Justicia y que se haya incumplido sin consecuencias la obligación internacional de prevenir y sancionar el genocidio. Al "lavar" a Israel se pretende el lavado "occidental", como si nada hubiera pasado y no hubiera responsabilidades compartidas.
No nos alegra la aceptación del sistema carcelario de Israel, que mantiene y tortura a miles de inocentes palestinos. Ni siquiera se piensa en la decencia y ética que exigen la amnistía general inmediata, la reparación en lo que se pueda y el pedir perdón (y el juicio de responsables y colaboradores, personal sanitario incluido).
Nos alegra que no caigan bombas pero deseamos se mantengan e incrementen las sanciones internacionales contra Israel, en ciencia, comercio, deportes, investigación, etc, especialmente contra la multinacional farmacéutica Teva.
Ha pasado mucho y no nos alegra que se pretenda el olvido sin más.
Sin ni siquiera pensar en reparar el profundo daño en sanidad, educación y periodismo, a la infancia y juventud, a las mujeres y a la ancianidad (y a bienes materiales imprescindibles para la vida, incluyendo los culturales e históricos).
Si volviéramos a la Europa desvastada por la II Guerra Mundial, con millones de muertos, tampoco nos alegraríamos de llegar a la paz en 1945 manteniendo la Alemania nazi tal cual. Con Israel hay que hacer lo mismo que con la Alemania nazi: derrotar su ejército, ocupar su territorio, juzgar y condenar a sus responsables y cooperantes, y eliminar el sionismo. Como, además es una entidad colonizadora, hay que enviar a los ciudadanos israelíes a sus países de origen.
Después, la autodeterminación de Palestina, desde el río al mar.
ENGLISH
We are glad, of course, that the bombs have stopped falling on Gaza. We are extremely glad that the killing and destruction have stopped.
BUT...
We are not glad that there are still planes, drones, bombs, tanks, snipers, soldiers, and pilots under the Zionist command of a colonialist and terrorist entity, without demanding reparations or planning trials. Without even considering a review of the truth that seeks forgiveness and reconciliation. Instead, they are demanding the disarmament of the Palestinian Resistance and its surrender to an army that has been unable to defeat it in two years of dominating the sky, sea, and land.
We are not glad that a "two-state" solution is being considered, when one is based on the plundering and expulsion of the indigenous population from the only state that should exist. Without even considering Palestinian self-determination.
We are not pleased that a "clean slate" is being promoted, as if nothing had happened, as if the legacy of almost 100 years of horror were innocent, as if the vast Jewish majority in Israel did not wish for the expulsion of all Palestinians from their homes and lands. Without even considering the "healing" of the causes of apartheid and genocide, Zionism, and colonialism, which is clearly expressed in the acceptance of the fait accompli throughout Palestine, including the West Bank and Jerusalem (the wall, the checkpoints, discriminatory legislation, constant abuses, etc.).
We are not pleased that people continue to speak of the "Middle East" instead of "West Asia." Nor are we pleased that there is an attempt to ignore the justice emanating from the International Court of Justice and that the international obligation to prevent and punish genocide has been flouted without consequence. By "washing" Israel, they are attempting to wash the "West," as if nothing had happened and there were no shared responsibilities.
We are not pleased with the acceptance of Israel's prison system, which detains and tortures thousands of innocent Palestinians. There is no thought even given to the decency and ethics required by an immediate general amnesty, reparations where possible, and apologies (and the trial of those responsible and collaborators, including healthcare workers).
We're glad no bombs are falling, but we hope international sanctions against Israel—in science, trade, sports, research, etc.—will continue and increase, especially against the pharmaceutical multinational Teva.
Much has happened, and we are not pleased with the attempt to simply forget. Without even considering repairing the profound damage to healthcare, education, and journalism, to children and youth, to women, and to the elderly (and to material assets essential to life, including cultural and historical assets).
If we were to return to the Europe devastated by World War II, with millions of dead, we would not be happy about reaching peace in 1945 while maintaining Nazi Germany as it was. We must do the same with Israel as with Nazi Germany: defeat its army, occupy its territory, try and condemn its perpetrators and collaborators, and eliminate Zionism. Since it is also a colonizing entity, Israeli citizens must be sent back to their countries of origin.
Then, self-determination for Palestine, from the river to the sea.
EDITORIAL, DIARIO RED, 12 de octubre 2025
El 'plan Trump' para Gaza
Mientras compartimos la alegría de los gazatíes, debemos ser conscientes de que la voluntad histórica del proyecto sionista de limpieza étnica de Palestina sigue vivo y más fuerte que nunca
Millares de muertos después hay quien celebra el tercer alto el fuego —conocido como 'Plan Trump'— como si fuera el principio del fin del genocidio. Lamentamos no ser tan optimistas y, a continuación, explicamos por qué.
Es evidente que, si todo ocurre como dicen, desde hoy morirán menos niños en Gaza y algo de ayuda humanitaria llegará y disminuirá seguramente el número de muertos por hambre o por enfermedades curables. Lean “Si esto es un hombre” de Primo Levi y sabrán que en los campos de concentración nazis era una alegría que la ración de comida aumentara o que el ritmo del crematorio disminuyera, pero el genocidio contra los judíos no se detuvo hasta la derrota militar de los nazis.
Mientras Israel no sea derrotado política y militarmente, el genocidio va a continuar de una u otra forma, porque el genocidio no es el resultado de la mente perversa de Netanyahu, sino un proyecto absolutamente racional, ejecutado con precisión por la poderosísima maquinaria administrativa y militar israelí, con el apoyo de EEUU. El proyecto de exterminio o expulsión de los palestinos de su tierra cuenta además con el consenso de la mayor parte de la sociedad israelí. Esto es así. Hay algo que todo el mundo tiene que saber e interiorizar: la solución final contra los palestinos no es el delirio de sádicos sin escrúpulos, sino el cálculo político de varias generaciones de dirigentes sionistas —muchos de ellos “progresistas” como Ben Gurion— con una enorme formación cultural, intelectual y técnica. Los genocidios no son la obra de malvados enloquecidos, sino el proyecto planificado de intelectuales refinados asistidos por un cuerpo funcionarial eficaz y por poderes mediáticos alineados. Los genocidios no son necesariamente la excepción en la modernidad. Basta haber leído a Zygmunt Bauman para saberlo.
Mientras Israel no sea derrotado política y militarmente, el genocidio va a continuar de una u otra forma, porque el genocidio no es el resultado de la mente perversa de Netanyahu, sino un proyecto absolutamente racional.
Cuando los israelíes juzgaron y ejecutaron al funcionario alemán Eichmann y cuando Hannah Arendt describió aquel juicio explicando qué era la banalidad del mal, estaba anticipando una paradoja estremecedora: que algunos de los descendientes de los judíos europeos exterminados por otros europeos, llevarían a cabo una operación de exterminio igual de atroz, con la diferencia de que exterminar árabes no afecta tanto a las conciencias occidentales. Al menos mientras las imágenes de niños despedazados nos llegan cada día a nuestros teléfonos. Este detalle sobre el origen de los exterminadores no es menor.
La clave que hace más horrible para nosotros —occidentales— el holocausto nazi respecto a los holocaustos del colonialismo, es que en aquella ocasión no se trataba de europeos exterminando indígenas, sino de europeos exterminando a otros europeos fueran estos judíos, gitanos, comunistas u homosexuales. ¿Saben por qué nuestras televisiones siempre entrevistan al portavoz de las fuerzas de defensa de Israel Roni Kaplan y nunca entrevistan a un portavoz de Hamas? Porque por mucho que los crímenes del ejército israelí superen con creces a los cometidos por Hamas, Kaplan es un uruguayo, un blanco occidental como nosotros, mientras que los portavoces de Hamas, que son la autoridad votada por los palestinos de Gaza, son árabes.
¿Durará esta tregua de Trump? Con la primera tregua de 2023, Israel obtuvo 105 rehenes israelíes a cambio de 280 palestinos. Con la segunda, este mismo año, llegaron más intercambios pero poco más. ¿Respetará Israel mucho tiempo este acuerdo? Ojalá, pero cabe albergar dudas.
Es lógico que la resistencia palestina acepte el plan de Trump. Su pueblo y sus combatientes necesitan más oxígeno que nadie, pero es poco probable que los jefes de las facciones armadas palestinas se crean que esto va a durar mucho. Porque el problema no es solo el ritmo del genocidio sionista; el problema es la ocupación, el apartheid y el no reconocimiento de una soberanía palestina real.
El problema siempre ha sido Israel y su dirección de Estado sionista. Como dice Olga Rodríguez, “el plan Trump pide el desarme de Hamás pero no de la parte que comete el genocidio.” La periodista más valiente de su periódico recuerda además una contradicción tan dolorosa como clarificadora: “Hoy circulan imágenes del último alto el fuego cuando el conocido periodista Anas Al Sharif se quitó el casco en directo, celebrando el acuerdo. El genocidio siguió y él y miles más fueron asesinados por el Ejército israelí en los meses siguientes. Nuevamente, esto es solo el principio. El plan Trump no contempla el fin de la ocupación colonial ni del régimen de apartheid. Separa el destino de Gaza del de Cisjordania y Jerusalén Este. Tampoco incluye reconocimiento a la soberanía palestina.”
El problema no es solo el ritmo del genocidio sionista; el problema es la ocupación, el apartheid y el no reconocimiento de una soberanía palestina real
Con estos mimbres y siendo conscientes de que la voluntad histórica del proyecto sionista de limpieza étnica de Palestina sigue vivo y más fuerte que nunca, hoy toca compartir la alegría de los gazatíes ante el cese temporal de las bombas y la posibilidad de volver a lo que queda de sus casas, pero es también obligación de todas nosotras mantener todos los ojos en Gaza y también en Cisjordania, así como la tensión y la movilización en las calles. Muchos pretenderán convencernos de que esto se acabó, pero los mismos poderes que llevan masacrando a los palestinos desde hace más de 70 años no tienen ninguna intención de cejar en su empeño y solamente con el apoyo comprometido y contundente de miles de millones de personas decentes en todo el mundo los vamos a poder parar. Las bombas han dejado de caer momentáneamente, sí, pero aún queda todo por hacer para que algún día Palestina pueda ser libre desde el río hasta el mar.