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Cerámica. Potters for Palestine. Contra el genocidio cultural. Amal Tamari. ENG/ESP

Cerámica. Potters for Palestine. Contra el genocidio cultural. Amal Tamari. ENG/ESP

A CULTURAL GENOCIDE

While it is clear that Israel has destroyed artmaking in Gaza at the moment, it has also become increasingly hard to continue art practices in the West Bank during the last two decades. In 2016, I visited Hebron with a group of Palestinian high schoolers from all over the diaspora. Hebron, a city in the south of the West Bank, has a long history of glass blowing, pottery, weaving, and tatreez, a traditional Palestinian style of embroidery. We went to Hirbawi, the factory that – to this day –  produces authentic keffiyehs, the white and black ornate scarf that symbolizes Palestinian resistance. We also toured pottery studios where underglazes are painted meticulously onto platters, bowls, and jugs, and even tried our hand at blowing glass. The art that has been passed down for generations, produced by Palestinians living under occupation, is a sign that Palestinians and our traditions are strong. We will not let our culture die, even if this is the goal of Zionism. It is difficult to produce, sell, and export goods due to the Israeli militarization in the area. Illegal Israeli settlements continue to be erected in the West Bank, which causes Palestinians' homes to be destroyed and families to be displaced. 

The destruction taking place in Gaza right now is a genocide, not just of people; it is also a cultural genocide. Israel has targeted universities, churches, and mosques. In November, Israeli strikes hit Gaza’s “Central Archives,” where thousands of historical documents dating back 150 years were destroyed. The mayor of Gaza City, Yahya Al-Sarraj, commented on the attack, saying, “Targeting the Central Archives poses a great danger to the city, as it contains thousands of historically valuable documents for the community.” He went on to say, “The attempt by the occupation to destroy everything beautiful, to erase Palestinian memory, and to impose a policy of obscuring the people, [makes] Palestinian cities uninhabitable.” Zionism has always tried to erase Palestinians, as it described the country of Palestine before 1948 as “a land without a people for a people without a land.” Destroying archives, homes, libraries, schools, and places of worship not only makes Gaza uninhabitable, but it also attempts to erase what a rich culture Gaza has had for centuries. Edward Said once said, “Culture is a way of fighting against extinction and obliteration.” As a Palestinian living in the diaspora, Palestinian traditions such as baking knafeh (a sweet made of cheese and shredded filo dough) and embroidering keep me connected to the land that my grandfather’s family was expelled from in 1948. 

UN GENOCIDIO CULTURAL

Aunque está claro que Israel ha destruido la creación artística en Gaza en estos momentos, también se ha hecho cada vez más difícil continuar con las prácticas artísticas en Cisjordania durante las dos últimas décadas. En 2016, visité Hebrón con un grupo de estudiantes palestinos de secundaria de toda la diáspora. Hebrón, ciudad del sur de Cisjordania, tiene una larga historia de soplado de vidrio, alfarería, tejido y tatreez, un estilo tradicional palestino de bordado. Fuimos a Hirbawi, la fábrica que -a día de hoy- produce auténticos keffiyehs, el pañuelo ornamentado en blanco y negro que simboliza la resistencia palestina. También visitamos estudios de alfarería donde se pintan meticulosamente bajo vidriado platos, cuencos y jarras, e incluso probamos a soplar vidrio. El arte que se ha transmitido de generación en generación, producido por palestinos que viven bajo la ocupación, es una señal de que los palestinos y nuestras tradiciones son fuertes. No dejaremos que nuestra cultura muera, aunque ese sea el objetivo del sionismo. Es difícil producir, vender y exportar bienes debido a la militarización israelí en la zona. Se siguen levantando asentamientos ilegales israelíes en Cisjordania, lo que provoca la destrucción de las casas de los palestinos y el desplazamiento de familias. 


La destrucción que está teniendo lugar en Gaza en estos momentos es un genocidio, no sólo de personas; también es un genocidio cultural. Israel ha atacado universidades, iglesias y mezquitas. En noviembre, los ataques israelíes alcanzaron los «Archivos Centrales» de Gaza, donde se destruyeron miles de documentos históricos de 150 años de antigüedad. El alcalde de la ciudad de Gaza, Yahya Al-Sarraj, comentó el ataque diciendo: «Atacar los Archivos Centrales supone un gran peligro para la ciudad, ya que contienen miles de documentos de valor histórico para la comunidad». Continuó diciendo: «El intento de la ocupación de destruir todo lo bello, de borrar la memoria palestina y de imponer una política de oscurecimiento del pueblo, [hace] inhabitables las ciudades palestinas». El sionismo siempre ha intentado borrar a los palestinos, ya que describió el país de Palestina antes de 1948 como «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra». Destruir archivos, hogares, bibliotecas, escuelas y lugares de culto no sólo hace que Gaza sea inhabitable, sino que también intenta borrar la rica cultura que Gaza ha tenido durante siglos. Edward Said dijo una vez: «La cultura es una forma de luchar contra la extinción y la obliteración». Como palestina que vive en la diáspora, tradiciones palestinas como hornear knafeh (un dulce hecho de queso y masa filo rallada) y bordar me mantienen conectada a la tierra de la que la familia de mi abuelo fue expulsada en 1948.